¿Qué es la Telemedicina?
En los últimos años, los sucesivos avances tecnológicos han permitido un vertiginoso desarrollo de diversos sistemas de almacenamiento y transmisión de datos. El empleo de algunos de ellos en el contexto de aplicaciones médicas que permitan informar al personal sanitario responsable del seguimiento del estado de los pacientes, manteniendo las más altas exigencias de seguridad en la protección de datos se ha denominado genéricamente Telemedicina.
Su utilidad teórica es doble al permitir un canal de comunicación abierto y bidireccional paciente – profesional sanitario. Por un lado, establece una vía para influir en la evolución de la enfermedad más allá del mero contacto con el paciente en el momento en que se le presta la asistencia (p.e. haciéndole llegar información genérica o personalizada vía correo convencional o electrónico, videos, videoconferencia… acerca de qué es beneficioso hacer en cada momento – semanas o meses después de haber sido dado de alta – y porqué).
Por el otro, plantea la posibilidad de mantener un estrecho control de algunas variables seleccionadas de los pacientes de mayor fragilidad sin que sea necesario un contacto físico directo que podría llegar a ser muy limitante y afectar seriamente la calidad de vida de los enfermos si deben contactar de forma muy frecuente con sus médicos y enfermeras en el entorno ambulatorio u hospitalario. Al escoger las variables cuya evolución y comportamiento son conocidas en el contexto de la enfermedad, se posibilita detectar de forma precoz cambios en sus valores (p.e. tensión arterial, frecuencia cardiaca, peso…), y realizar un rápido ajuste de tratamiento antes incluso de que aparezcan los síntomas, evitando complicaciones como la rehospitalización.
Dentro del concepto genérico de Telemedicina podría incluirse el uso de herramientas tan comunes como el teléfono. Sin embargo, la definición moderna del término hace referencia en general a aplicaciones digitales que permiten un rápido y seguro intercambio de datos entre el paciente – o alguno de los dispositivos que pueda portar: marcapasos, defibriladores… – y sus cuidadores.
Dentro del campo de la Cardiología, los esfuerzos más recientes han estado centrados fundamentalmente en la insuficiencia cardiaca, situación en la que el corazón no es capaz de llevar a cabo correctamente su función de bomba y que tiene muy elevadas tasas de mortalidad e ingreso hospitalario incluso bajo tratamiento óptimo. En esta patología es especialmente frecuente la implantación de dispositivos tipo marcapasos o defibriladores (marcapasos con capacidad para detectar y tratar arritmias malignas y potencialmente mortales).
En los últimos años, estos dispositivos han incorporado entre sus prestaciones la telemetría (emisión a distancia de datos a su centro de referencia a través de consolas domésticas – que pueden colocarse incluso en la cabecera de la cama permitiendo que el dispositivo remita toda la información de madrugada mientras el paciente duerme con una periodicidad programable).
Demostrando que el teléfono puede seguir siendo útil incluso en la era digital, se ha observado en sucesivos estudios de seguimiento de pacientes afectos de insuficiencia cardiaca que aquellos que son monitorizados a través de un programa organizado de llamadas telefónicas de seguimiento (incluso con protocolos muy simples basados en enfermería preguntando al paciente qué tal se encuentra, monitorizando tensión arterial y peso y ajustando el tratamiento diurético según esos valores) disminuían significativamente el número de veces que estaban obligados a ingresar para controlar sus síntomas, por otro lado la mayor fuente de gasto sanitario en esa población con el consiguiente ahorro económico.
Las propuestas más modernas basadas en plataformas domésticas computerizadas que permitan el seguimiento personalizado de los pacientes, su educación sanitaria a distancia programada según necesidades y la monitorización remota digital de mayor número de variables o cumplimiento del tratamiento están en este momento en desarrollo en nuestro medio con resultados alentadores. Los dispositivos también han ido progresivamente ampliando sus prestaciones, incluyendo la medición periódica de la impedancia torácica (una medida aproximada de si los pulmones están congestionados o no), la curva de actividad del paciente (a mayor actividad, mejor estado general) o la telemetría en tiempo real de arritmias relevantes que precisan atención médica emergente.
En los próximos años tendremos resultados que nos ayudarán a distinguir el grupo de pacientes con mejor adaptación a esta estrategia y definir qué variables son más útiles para obtener los mejores resultados en cuanto a hospitalizaciones y calidad de vida e idealmente conseguir una reducción relevante de la mortalidad cardiovascular.
Para la Telemedicina, el objetivo es estar cerca del corazón por grande que sea la distancia.
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